Hola a tod@s.
He querido hacer una interrupción en el hilo de las publicaciones que estaba subiendo a la web para contaros (someramente y sin referencias, así tirando de memoria) una investigación que viene al caso.
Estos días se está desarrollando posiblemente “EL EVENTO” global más seguido cada cuatro años en el planeta. Me refiero, claro, al mundial de fútbol Rusia 2018.
Quien no ha oído hablar del Argentina Nigeria (incluso con tintes épicos) o quien en este país va a estar indiferente al España-Rusia de este próximo domingo.
Fiestas, reuniones, celebraciones, llantos, algaradas callejeras, disturbios… Emociones todas ellas a una (dependiendo del equipo que te mueva, vives la experiencia en uno u otro lado) o en sucesión, van a estar presentes en distintos lugares del planeta hasta que en Julio queden nada más que dos equipos y sus respectivos países sufriendo o disfrutando el juego y el resultado final.
La psicología social intenta estudiar los complejos procesos, tanto individuales como colectivos que intervienen en la identidad social (que vendría a ser la definición que cada uno hace de sí mismo a partir de su pertenencia a un grupo social) y nada mas lejos de mi intención que profundizar en las múltiples teorías, escuelas o líneas de investigación que existen en este campo.
Solo citaré para la reflexión un párrafo de (Morales Domínguez, Moya Morales, Gaviria Stewart, & Cuadrado Guirado, 2009) “…La memoria colectiva ayuda a conseguir una cierta identidad social. Las personas se apropian de algunos hechos del pasado y los convierten en elementos centrales de la identidad, aunque ello sea a costa de forzar la imagen de la historia hasta que resulte positiva y se la pueda hacer encajar con las aspiraciones y deseos del momento actual… los intentos que hacen las personas para dotar de significado los hechos del pasado se atribuye a la necesidad de mantener una identidad social positiva…” y quede claro que no me estoy refiriendo a ninguna identidad social en concreto sino absolutamente a todas ellas. Y aquí que cada uno reflexione sobre la que suya propia (o más bien compartida).
Y aquí viene mi vago recuerdo de una interesante investigación en la que cogieron de la calle a una serie de personas desconocidas entre ellas y, tras poner a cada mitad una camiseta de distinto color, asignaron individualmente unos cuadros abstractos.
El juego consistía únicamente en opinar acerca de los cuadros de los demás participantes en la investigación.
¿Qué creen que pasó?
Pues ocurrió que las evaluaciones resultaron superiores (de forma estadísticamente significativa) entre las personas que llevaban el mismo color de camiseta. Es decir, entre personas que no se conocían y en una tarea francamente subjetiva (al menos para neófitos) como es evaluar cuánto te gustan unos cuadros abstractos, el solo hecho de llevar el mismo color de camiseta provocó puntuaciones mas “favorables”.
Qué no pasará tras años de culturización, lenguas diferenciales, banderas, historias contadas y creídas como verdades…
Y no se trata de hacer “tábula rasa” con todos esos procesos que en muchos aspectos “humanizan” al “homínido”. Sólo con considerarlos como lo que son, (arbitrarios, azarosos para cada individuo, en muchas ocasiones opuestos al interés global y por tanto al final también al propio…) quizá sería suficiente.
Esto nos permitiría vivir el encuentro con toda la emoción de tus colores (porqué perdernos esa experiencia) y poder vivir el post partido hermanado con el de la camiseta diferente.
Bueno o quizá también serviría para otras cosas.
Al fin y al cabo como (creo) dijo Valdano, el fútbol es la cosa más importante de entre las cosas no importantes…
Un saludo y hasta la próxima.